Comentario
Mistra, sobre la llanura del Eurotas, fue una próspera fortaleza separada de Constantinopla no sólo por una considerable distancia sino también por una serie de territorios latinos independientes, siendo gobernada por alguno de los hijos más jóvenes del emperador bajo el título de Déspota -1348-. Quizás por ello, constituyó la más importante, y con el tiempo la única, provincia del otrora poderoso Imperio y fue la sede de un brillante desarrollo artístico, el último florecimiento del arte bizantino.Mistra nos da una idea del aspecto que debía tener una capital importante -fue sede administrativa griega y de la metrópoli de Lacedemonia- aunque no muy populosa, de los tiempos de los Paleólogos. Construida sobre un terreno abrupto, no es reconocible en ella plan urbano alguno. Su centro giraba en torno a una plaza bordeada en dos de sus lados por el palacio de los Déspotas, con planta en forma de L, mientras que la iglesia metropolitana estaba situada mucho más abajo, al borde mismo del recinto fortificado, y las iglesias parroquiales no se hacen muy evidentes. Los principales monumentos religiosos fueron monasterios -el complejo de Brontochion, la Peribleptos, Santa Sofía, la Pantanassa-, monasterios intramuros que ocupaban amplios recintos y disfrutaban de abundantes rentas de sus terrenos.El emplazamiento más antiguo incluía las casas más viejas de Mistra y el ala este del palacio y estaba protegida por una muralla que, desde el lado occidental del castillo, rodeaba la plataforma rocosa del lado norte, luego giraba al este y pasaba por encima del monasterio de la Pantanassa. Dos puertas fortificadas protegían las únicas entradas de la ciudadela: la de Monemvasia, al este y la de Nauplia, al oeste. Las dos puertas estaban conectadas mediante una calle central que pasaba por la plaza principal. En el lado sur de la plaza estaba ubicado el monasterio de Cristo Zoodates, probablemente la actual Santa Sofía, construido a mediados del siglo XIV para servir como iglesia palacial.La mayoría de las iglesias se extendió fuera del núcleo de las primeras defensas. En la parte más baja de la vertiente norte de la montaña hay dos edificios dedicados a los santos Teodoros y la Hodegetria -también llamada Aphendiko-, conocidos como el conjunto del Brotochion. Un poco más al este se ubica la Metrópolis o Catedral, dedicada a San Demetrio; más lejos, el monasterio de la Peribleptos fue levantado sobre las rocas en la ladera sureste. La iglesia de Evangelistria es ya de fines del siglo XIV.Como la ciudad crecía y las casas, iglesias y monasterios se erigían fuera de las murallas, fue necesario rodear las nuevas construcciones con un segundo muro fortificado (Chatzidakis). Y durante el siglo XV, la época de mayor prosperidad de Mistra, toda la ladera fue habitada y los monasterios, lejos de la ciudadela en un principio, fueron rodeados de casas y protegidos por las murallas.El incendio de 1825 convirtió la próspera ciudad en un recinto en ruinas, en el que permanecen todavía las calles empedradas, los callejones con arcadas, los lienzos de las murallas y las iglesias y monasterios. Del recinto palacial sólo se conserva la estructura envolvente vacía, por lo que es difícil imaginar el uso que pudo hacerse de cada parte del edificio.Parece ser que la familia del príncipe residía en el núcleo central, cuya habitación mayor mide cinco por ocho metros, y en el que todas las habitaciones se comunicaban entre sí y no había pasillos. Desde allí, probablemente mediante una vía privada, se pasaba a la gran sala de audiencias -10,50 x 36,30 metros- que es de fecha posterior a 1400. Las habitaciones que se encuentran bajo la sala de audiencias, ocho cámaras con bóveda de cañón, escasamente iluminadas, cada una con una chimenea, estuvieron ocupadas, probablemente, por sirvientes o guardas. Por lo expuesto, cabe deducir que se trataba de un complejo palacial discreto y en el que los detalles arquitectónicos son occidentales: los arcos carpaneles de tres centros, las cornisas de las ventanas en arco angrelado con clave conopial, las sucesiones de ménsulas que parecen matacanes. Lo mismo cabe decir de algunas iglesias, siendo éstas y aquél ejemplos fehacientes de la presencia franca.Las casas eran más modestas todavía. Separadas unas de otras y construidas en terreno muy dependiente, comprendían un semisótano abovedado que se utilizaba como establo para los animales o como almacén; encima se disponía el espacio habitable, normalmente una sola habitación grande sin subdivisiones, provista de un hogar. No había cocinas separadas y la letrina tenía forma de alcoba que se abría a la estancia común, separada quizás por una cortina. Esa habitación única o triklinos contaba con amplios ventanales y muchos nichos que se utilizaban como alacenas.Las casas, a menudo, tenían miradores que se asentaban sobre el tejado del piso bajo, estando su frente definido por una hilera de pequeños arquillos decorativos, cuyo origen hay que buscarlo en Constantinopla. Los arcos que se extienden por los muros distribuían las cargas, mientras que el tejado era siempre a dos aguas. Las casas más ricas, finalmente, tenían torres con troneras y almenas para custodiar las cosas de valor.Pocas casas se han conservado en condiciones relativamente aceptables. Cabe mencionar la denominada Casa de Phrangopoulos de comienzos del siglo XV, con cisternas subterráneas y dos grandes arcadas por encima del mirador. En la Casa de Lascaris, cercana a la Metrópolis, el piso bajo debió ser un establo con cubierta abovedada; el primer piso, de poca altura, comunicaba con el exterior por medio de una gran abertura semicircular, mientras que el piso superior acogía un airoso mirador. Estos ejemplos y otros perdidos, hubieron de influir en la moderna arquitectura popular de Grecia.Mistra fue un floreciente foco cultural, visitado por personalidades relevantes de Constantinopla, como Nicéforo Moscopoulos, o lugar de residencia de afamados sabios como Pletón, que dirigía una reconocida Academia, y los Déspotas, que en ocasiones desposaron a muchachas italianas, volvieron en ocasiones su mirada a Occidente. Obras relevantes como la "Cinegética" de Opiano, están ilustradas con figuras vestidas al estilo occidental en posturas y agrupaciones ajenas a la tradición oriental; las arcadas de la iglesia de la Pantanassa tienen mucho de florentinas, y al igual que la decoración de los exteriores recuerdan las torres románicas. Pero las iglesias son, en cualquier caso, bizantinas y sus pinturas pertenecen al arte bizantino y no al occidental.